Los cambios de temperatura, el estrés, la radiación solar ultravioleta y la contaminación son agentes externos que afectan al sistema inmunológico y que, con los años, se van acentuando.
Para combatirlo y logran un sistema inmune fuerte es necesario que las células del organismo ejerzan su función inmunológica correctamente, encontrando el equilibrio perfecto entre el proceso de oxidación y la disponibilidad de antioxidantes; que son los nutrientes necesarios para mantener en perfectas condiciones las membranas de las células, lípidos, proteínas y otras funciones relacionadas con el sistema inmune.
¿Qué antioxidantes ayudan a mejorar la salud?
Para una respuesta inmune ante virus, bacterias, y factores externos, debemos mantener un nivel adecuado de antioxidantes en el organismo ya que gracias a ellos, nuestro organismo combate el daño provocado por los radicales libres.
Nutrientes como:
- Vitamina B2: vital para la salud de los glóbulos rojos, importantes en el funcionamiento de sistema inmune, que además se ve fortificado.
- Vitamina C: que refuerza el sistema inmune, contribuye a la reducción del daño de los radicales libres y a la protección de las células frente al estrés oxidativo.
- Zinc, que además de tener efectos per se sobre el sistema inmune, actúa sobre la reparación del ADN y forma parte esencial de las enzimas depuradoras de radicales libres
- Selenio: fundamental como antioxidante y como inmunomodulador.
- Magnesio: componente esencial de enzimas detoxificantes y productor de energía. También interviene en la formación del tejido conectivo, huesos y función nerviosa.
- Carotenoides: ayudan a neutralizar los radicales libres y fortalecen las defensas del organismo.
Todos ellos, gracias a su poder antioxidante, minimizan los efectos negativos de la oxidación celular y ayudan a mantener un adecuado funcionamiento del sistema inmune.
La acción inmunológica
Como ya hemos comentado, a través de ciertos alimentos (como por ejemplos el aceite de oliva) podemos consumir antioxidantes y mejorar nuestra respuesta inmunológica, pero no deben consumirse en exceso, ya que podría resultar contraproducente.
La clave está en llevar una dieta variada y equilibrada, como la mediterránea, sin excederse en la cantidad diaria recomendada de antioxidantes, puesto que podría llegar un momento en que las defensas naturales de nuestro cuerpo disminuyeran.
Estas recomendaciones deben ser tenidas en cuenta con más hincapié a partir de los 50 años, pues a raíz de esta edad el organismo no tiene tantos recursos para defenderse como un cuerpo joven. Por lo tanto, consultando a un especialista, podría ser interesante la suplementación con antioxidantes pudiendo ser un factor clave para reducir la posibilidad de sufrir infecciones y mantener un correcto funcionamiento del sistema inmunitario.